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Pilar López Ávila

Mª del Pilar López Ávila (Cartagena, 1969) vive en Cáceres desde los tres años. Doctora en Veterinaria por la Universidad de Extremadura, actualmente imparte docencia como profesora de Biología y Geología en el IES “Norba Caesarina” de Cáceres. En diciembre de 2010 recibe el tercer premio “Joaquín Sama” a la Innovación Educativa en la categoría “Una escuela más cívica y solidaria”, por el proyecto titulado “Aprovechamiento de materiales de desecho”. [Ficha de la autora]


Entrevistadora: Irene Sánchez Carrón.

¿Dónde y cuándo comenzó todo? ¿Cómo te diste cuenta de que querías escribir?

Mi primer cuaderno de campo...
Mi primer cuaderno de campo...

Desde que era niña inventaba cuentos, historias que formaban parte de mis juegos o se quedaban en mi imaginación. Tuve una infancia muy feliz, de jugar en la calle con los amigos del barrio, de salir al campo con mis padres y disfrutar y conocer de cerca la naturaleza. Todo para mí eran vivencias que nutrían mi imaginación. Además, era una gran lectora, leía sobre todo libros de aventuras. Como era algo tímida y me costaba expresar lo que pensaba o sentía externamente, me di cuenta en algún momento que me resultaba más fácil comunicarme por escrito, y creo que ese fue el inicio, ahí fue cuando comencé a escribir. Creo que tenía nueve años cuando escribí e ilustré mi primer cuento.

¿Cómo organizas tu tiempo cuando escribes? ¿Tienes alguna rutina?

Escribo casi siempre por las tardes, por las mañanas me resulta más complicado ya que durante el curso estoy trabajando y en vacaciones siempre hay algo que hacer, atender a la familia, la casa, algún recado... Eso sí, intento escribir a diario.

¿Cómo has conseguido publicar tus libros?

Al principio, cuando quise publicar lo que escribía, enviaba manuscritos a muchas editoriales. Tuve la suerte de que Bruño se interesara por un cuento sobre una de las letras del abecedario (concretamente la ñ) y a partir de ahí empecé a trabajar con esta editorial en el proyecto de las aventuras de las letras, con el que sigo a día de hoy. Empezar a publicar te abre otras puertas, pero eso no significa que te vayan a aceptar todo lo que haces, o que sea fácil que te valoren y aprueben una obra. Hay que insistir mucho, presentar proyectos que encajen con las distintas líneas editoriales, y sobre todo, seguir trabajando, mantener la ilusión y no desanimarse con las negativas. 

¿Tienes algún lugar concreto donde te gusta trabajar?

En nuestra casa hay muchos libros, tenemos una habitación que es solamente para ellos, es una biblioteca con una mesa grande en el centro para trabajar, donde tengo mi ordenador, y es ahí donde escribo.

 

¿A qué dedicas el tiempo libre?

Pues está claro, ¡a escribir!

La verdad es que no siempre que tengo tiempo libre, escribo.

Hay otras aficiones en mi vida, como leer, pasear si puede ser por la naturaleza, salir con los amigos, estar con la familia. 

Pero si no hago nada de esto y tengo tiempo libre, entonces escribo.

¿En qué género te encuentras más cómoda?

Escribo principalmente literatura infantil y juvenil porque me permite dar rienda suelta a mi imaginación, me resulta más divertida y, aunque no es fácil escribir para los más pequeños, me gusta que sean los primeros lectores los que disfruten con mis obras. En literatura infantil he escrito novela, álbum ilustrado y poesía. También escribo relatos cortos para un público joven/adulto, y me encanta practicar este género literario, ya que permite desarrollar una trama breve pero intensa con un final sorprendente.

¿De dónde dirías que parte la inspiración?

En mi caso de la experiencia de vida acumulada a lo largo de los años, un poso de conocimientos y vivencias que guardo en mi interior y que me sirve muchas veces de base para empezar una historia.

También soy muy observadora, miro constantemente lo que ocurre alrededor en el día a día, las cosas que me pasan con las personas con las que convivo, los lugares que visito, las anécdotas que me cuentan. Lo que leo en los periódicos, libros, revistas… y me llama la atención, me sirve también como fuente de inspiración. Acumulo muchas posibles historias en la cabeza que intento que vayan quedando registradas poco a poco en hojas escritas.

Cuenta brevemente una anécdota real que haya pasado a formar parte de tu obra literaria. 

Lo que me cuentan mis alumnos es el origen de algunas historias.

Por ejemplo, una alumna me contó que tenía un periquito que hablaba, repetía frases como “dame un besito” o “dame tu piquito”, y que pude escuchar a través de un audio que tenía en el móvil. Me resultó tan simpática esta historia que escribí “Tararí que te vi”, un relato corto en el que el protagonista es, precisamente, un periquito que delata a un ladrón.

En otra ocasión, un alumno al que se le había muerto un hámster que apreciaba, me dijo que en el lugar donde lo enterró había crecido un girasol, porque lo último que comió fueron pipas y una de ellas brotó en la siguiente primavera. Con esta historia escribí un álbum ilustrado titulado “Tai”, pues ese era el nombre del hámster.

¿De tus libros, con cuál te quedarías o cuál corregirías en profundidad?

Me quedo con “Ayobami y el nombre de los animales”, por todo lo que ha significado este libro para mí desde que se publicó, los premios que ha conseguido, los idiomas a los que ha sido traducido, los lugares hasta los que ha llegado y en los que ha sido leído y disfrutado, las personas que he conocido gracias a él. Es un libro muy especial en mi vida.

No corregiría ninguno, cada cual se escribió en su momento y estoy satisfecha con el resultado de todos. Quizás revisaría algún que otro relato corto publicado en libros colectivos, porque a veces por precipitación no quedaron “redondos” y podrían haber sido mejores. Pienso que las prisas no son buenas para escribir, hay que ir despacio, volver sobre lo escrito, revisar, dejar aparcada un tiempo la obra. Es mejor que la escritura repose el tiempo que lo necesite, como un buen vino o un jamón que necesita su tiempo para curarse. 

¿Tienes alguna sugerencia para quienes estén comenzando?

Mucha ilusión, es el motor que hace que nunca te desanimes y sigas adelante con ganas para conseguir lo que deseas.

Leer y leer, de todo, no limitarse a un género literario.

Escribir y escribir, practicar la escritura, aunque el talento hay que tenerlo, es importante entrenarse a diario.

Ser constante, observar y tener mucha imaginación.

¿Cómo te comunicas con tus lectores?

Precisamente eso es lo que más me gusta de escribir, el encuentro con los lectores.

En mi caso, son sobre todo niños y niñas de infantil y primaria, con los que he tenido la inmensa suerte de encontrarme en librerías, colegios, ferias del libro, casas de cultura. Lugares en los que se unen lo que escribo con las personas que lo leen, y es cuando surge la magia, la alegría del encuentro y la satisfacción de ver que otros disfrutan con las historias que te has inventado para ellos.

¿Qué estás leyendo en este momento? 

Leo principalmente literatura infantil y juvenil, acabo de terminar un libro que ha sido premio Anaya 2021, de Rafael Salmerón, “La rama seca del cerezo”, ambientado en Japón, lugar que me gusta especialmente, y que cuenta una historia entrañable de superación y lucha por conseguir los sueños.

También leo libros de naturaleza, todo lo relacionado con las aves, la vida sostenible, medio ambiente y ecología. Entre ese tipo de libros, acabo de leer “La vida de las abejas” de Maurice Maeterlinck y he comenzado “Las letras del bosque” de Javier Morales, textos sobre naturaleza, animales y libros. 

 

Recomienda un lugar en Extremadura.

Recomendar un solo lugar de Extremadura me resulta muy, pero que muy difícil, porque hay rincones bellísimos donde deleitarse con el extenso patrimonio histórico, artístico, cultural y natural de nuestra tierra. 

Pero voy a proponer una ruta que me gusta especialmente: la subida al Pico de San Gregorio en la Sierra de Santa Cruz. Desde la cima se pueden ver multitud de poblaciones como Santa Cruz de la Sierra, Puerto de Santa Cruz, Trujillo, Conquista, y los extensos llanos hasta Miajadas. El cerro es un lugar mágico, conserva restos de la edad del Hierro y observar el vuelo de los buitres desde las alturas es una experiencia muy recomendable.

¿Podrías compartir con nuestro blog algún texto cuyo escenario o motivo sea extremeño?

Desde hace muchos años escribo en una revista de turismo llamada “Senderos de Extremadura”. Lo hago con seudónimo porque me parece más romántico, así que soy “la que camina”, y hablo sobre lo que me gusta de nuestra tierra, su naturaleza, gastronomía, sus caminos y los lugares históricos que me emocionan.

En uno de los números escribí un poema que pretendía ser un elogio a una torre en ruinas, la Torrecilla de Lagartera, en la finca del mismo nombre, muy cerca de Cáceres.

 

Torre, torrecilla,

tú que has escuchado los rumores de todos los vientos,

dime:

¿Qué te decía la brisa cuando te erigieron

piedra a piedra,

codo con codo,

los hombres que creían alzarte

casi por encima

del vuelo de las aves?

Te hicieron robusta, de fuertes muros,

y ahí te dejaron, enseñoreándote sobre el río,

para vigilar las tierras de nuevo conquistadas,

las de la fértil vega del Salor,

las que se repoblaron

y tantas veces se disputaron.

En batallas,

y luchas dinásticas, y guerras de poder.

Tú que guiaste a los caballeros cristianos,

y recibiste a los ganaderos serranos,

y oíste el son de las merinas trashumantes,

y viste cómo surgían en los contornos las aldeas,

los castillos y sus torres,

las casas de labor.

Y los palacios, 

y las ermitas.

Y observaste el pasar de los hombres, y el de los hijos de los hijos de los hombres.

Tú que cobijaste a los señores cuando hubo guerras,

y guardaste el pasto para el ganado,

y fuera frío el invierno o tórrido el verano,

permaneciste.

Sobre los campos que tantas veces se labraron.

Vigilando.

Casa fuerte y heredamiento de Lagartera.

Cuarto de la Torre, carneril para cientos de cabezas.

Los líquenes de tus muros atestiguan tu vejez.

Dime:

¿terminarán derrumbándote los vientos que tantas veces desahogaron en ti sus quejas?

¿O será el olvido quien termine apagando tu luz de vigía?

Qué dejadez para tanta solera.

Torre, castillo, casa fuerte, fortaleza.

Torrecilla de Lagartera.

 

Recomienda un texto (poema, cita, párrafo) de un escritor de Extremadura o que haya escrito sobre Extremadura. 

Voy a recomendar a dos escritoras, una consagrada y otra que creo que tiene un futuro prometedor.

Ambas son queridas amigas, compañeras de trabajo, excelentes poetas.

Las dos extremeñas: Irene Sánchez Carrón y Laura Díaz Santos.

Las admiro.

 

Equipaje

De Irene Sánchez Carrón

 

Mantén, camino, tú, la esperanza.

 

Van cayendo los días

en las secas cunetas de mis años,

pasan las estaciones,

otros son los viajeros que hoy marchan a mi lado,

ha caído algún árbol que estuvo antes erguido

y las aves que perdieron el rumbo

vuelan ya de regreso.

 

Mantente tú, camino,

con cansancio y con sed, con hambre y con deseo,

y dame tus placeres,

tu empinada hermosura hacia el ocaso.

 

Mi tierra

De Laura Díaz Santos

Fragmento del poema del mismo título (Esferas de aire y raíz, Norbanova 2022).

 

…Mi tierra es de mujeres desafiantes 

Que alzan la voz y la palabra 

Abandonan el letargo de la siesta 

Y se embarcan heroicas  

En nuevas guerras sin sangre 

En lucha de abiertas entrañas 

Por sus hijas, por sus madres,  

Por su tierra 

La nuestra 

Mi tierra y sus venas abiertas 

No quiero barro sucio en mis manos 

Aire metálico en mis pulmones 

Ni que mi niña pase hambre 

Ni sed en el asfalto.

 

Cuéntanos qué tienes ahora entre manos. 

Tengo varios proyectos en marcha.

Un álbum ilustrado sobre el mundo de las abejas, muy poético y original.

Una nueva entrega sobre las divertidas aventuras de las letras, cada una tendrá que resolver un misterio…

Un poemario infantil, sobre ciencias.

Un libro de pájaros…

 

Y hasta aquí puedo contar.

MUCHÍSIMAS GRACIAS


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