Avendaño, Santiago.


Nombre:

Santiago Avendaño 

 

Origen:

Madrid. 1975 

 

Identidad:

Periodista y escritor.

 

 

Contacto

santiago.avendano.gomez@gmail.com

 



Biografía

Nacido en Madrid, quemado la juventud en París y sentado la cabeza en Cáceres. Licenciado en Periodismo, profesión que jamás he ejercido. Y poco más...


Obra publicada

Novela "Yaguaramas" publicada por Libros Indie en abril 2020.


Textos

LA VIDA ES SUEÑO

 

     Aquel sueño es, cuando rebusco en mis recuerdos, lo más real que me ha sucedido en toda mi puñetera vida.

     Subía por una escalera excavada en la roca del pequeño acantilado que llevaba del puerto pesquero a mi casa. Era un lugar donde yo nunca he estado y aún así, en el sueño sabía que había subido esa escalera cientos, miles de veces, pero aquella noche, sin saber por qué, la subía mirando hacia arriba. El Cinturón de Orión dominaba, en el centro de mi mirada, una noche de millones de estrellas, sin luna, y sin brisa.

     La escalera ascendía, peldaño a peldaño, al cielo nocturno más puro que mis ojos me han permitido contemplar en tantas noches de insomnio forzado. La mitad del cielo que escondía el acantilado se iba descubriendo con cada paso. Jamás, jamás te digo, he vuelto a vivir la sensación de estar caminando así hacia las estrellas. Tuve la impresión que Saturno iba a aparecer en lo alto del camino, a tan poca distancia, que pudieran tocarse sus anillos con la punta de los dedos.

     Nada existía alrededor, ni el pueblucho, ni el puerto, ni el mar hasta el horizonte. Ni la tierra bajo mis pies. Todo, las penas y las alegrías, quedaba atrás.

     La ultima huida. La definitiva. Se acabaron las carreras, el miedo a la policía, se acabaron los escondites y los interrogatorios.

     El Universo como último refugio. El regreso al origen de todo.

     Y seguí subiendo aquella jodida escalera hasta llegar al saliente de arriba del todo, y detrás, detrás,… detrás estaba mi casa y no Saturno. Tal y como la había dejado. Y la escalera se acabó y el Universo seguía tan lejos como siempre había estado. Y el puerto abajo del acantilado, y el mar hasta el horizonte, y la tierra bajo mis pies.