González Prado, Antonio.


Nombre:

Antonio González Prado 

 

Origen:

Cáceres 1970

 

Identidad:

Poeta y autor infantil/juvenil.

 

Enlaces:

Blog personal:  www.antoniogonzalezprado.es

Facebook:https://www.facebook.com/antoniojesus.gonzalez.94

Twitter: @AntoniojPrado



Biografía

Graduado en Ingeniería Informática por la Universidad de León, es funcionario de carrera del Ayuntamiento de Cáceres. Comenzó su trayectoria literaria en el mundo de la poesía, participando activamente en tertulias literarias cacereñas y en recitales poéticos por toda la región. En esa época nacieron sus dos primeras publicaciones. Posteriormente su producción ha estado enfocada en el mundo de la literatura infantil y juvenil, publicando una novela y dos libros de cuentos. También colaboró durante dos años en "El periódico Extremadura", realizando un artículo de opinión semanal, así como colaboraciones esporádicas en otros periódicos y revistas regionales, destacando en este punto su participación en la Revista Alcántara durante casi siete años.

 


Obra publicada

  • 1993. “De la Memoria Anclada” (Poesía), editado por la Institución Cultural “El Brocense” y que fue el primer volumen de una colección que bajo el título de Poesía Pereros, editó la Diputación de Cáceres.
  • 1994. Segundo poemario titulado "Dos poemas azules y una rosa permanente" también editado por la Diputación de Cáceres.
  • 2005. Colección de cuentos infantiles titulados "Rosa Terrosa", editado por la Diputación de Badajoz  (actualmente agotado).
  • 2009. “Los Viajes de Lucas Ventura” (Novela), editado por la Editora Regional de Extremadura.
  • 2015. Colección de cuentos infantiles titulada "Los extraños sucesos del bloque sin ascensor", editado en la colección "Tigres de Papel" de la Editora Regional de Extremadura. ISBN 97-88498524499
  • Ha recibido algunos galardones literarios que conllevaban la publicación colectiva de los relatos ganadores, como ha sucedido con los certámenes literarios de relato organizados por Europe Direct durante los años 2009, 2010, 2011 y 2016.

Premios

  • 1992 - Juegos florales de poesía - Colegio Claret de Don Benito.
  • 2004 - Certamen de cuentos ilustrados - Diputación de Badajoz.
  • 2009 - 2010 - 2011 y 2016, diversos premios de relato organizados por Europa Direct - Cáceres.

Bibliografía sobre el autor


Textos

(Los viajes de Lucas Ventura - Editora Regional de Extremadura, 2009)

–¿Cuántos años tienes?

 

–Trece, hago catorce pronto.

 

–Yo ya tengo catorce y no he ido nunca a la escuela, mi madre quería que fuera, pero en cuanto me enseñaron los caminos me agenciaron un rebaño de ovejas y hasta hoy. Aunque no te pienses que soy un pastor cualquiera. No. En ocasiones llevo a mi cargo alrededor de mil ovejas. Y en todos estos años no se me han perdido más de cuatro. Y eso lleva su ciencia. A mí me lo decía mi abuelo, para ser un buen pastor no sólo es necesario conocer dónde están los mejores pastos, es necesario aprender a pensar como piensa una oveja. Ése es el secreto.

 

–¿Y cómo piensa una oveja? –preguntó Lucas, intrigado.

 

–A ti te lo voy a decir.

 

Armindo era un chico seguro de si mismo, caminaba deprisa por los caminos sorteando piedras y retamas, tenía la mirada vivaz y su pelo era un ensortijado cruce de remolinos, llevaba una camisa que en algún momento debió tener un color blanquecino, pero que ahora era de color parduzco y unos pantalones repletos de parches. No tenía zapatos y en sus pies la arena y el polvo se entremezclaban, disminuyendo el efecto de los pinchos y los guijarros.

 

A Lucas le costaba trabajo caminar tan deprisa, iba con la lengua fuera; de vez en cuando Armindo, que lo notaba, aceleraba aún más el paso como queriendo probar las habilidades del desconocido, como si quisiera demostrar quién era el más fuerte. Tras caminar una media hora, envuelto en el humo que procedía de diversas fogatas, apareció la imagen de un cortijo blanco, de tejas rojas y puertas de madera. Varios perros flacos vagabundeaban por los alrededores olisqueando la nada. 

 

–Tienes una casa muy bonita – comentó Lucas.

 

–¿Estás de broma? Ése es el cortijo del señorito. Es diputado en Cortes. Apenas viene por aquí, su vida está en Madrid, entre abogados, ingenieros y esa gente, pero precisamente ayer tarde se presentó y, seguramente, hoy ande de caza por los alrededores con todos los alcaldes y la corte que les acompaña. A mi no me gusta que venga, sus hijos se burlan de mí y de mi familia, nos tratan mal. Cuando ellos no están el que manda en su ausencia es don Paco, ése también es un mal bicho, si por él fuese comeríamos lo mismos que los puercos.

 

–Yo también tengo un maestro que se llama don Paco.

 

–Pues este es maestro, pero en manejar la garrota. Mira, en cuanto ha visto que aparezco por aquí ya está asomando su narizota. Seguro que me echa una

bronca.

 

Don Paco era un hombre recio, de amplia barriga y poblados bigotes, llevaba sombrero y grueso bastón de madera, en sus labios descansaba un cigarro medio apagado. Cuando escuchó el ladrido de los perros, agudizó el entrecejo y se asomó a la calle.

 

–¿Dónde vas Armindo, a estas horas?

 

–A casa de mi padre. Encontré a este muchacho tendido en el suelo, estaba como enfermo y despistao. No lo iba a dejar en mitad de la dehesa y lo traigo para que lo vea un médico o algún señorito que lo conozca.

 

–¿Y quién te manda a ti dejar a las ovejas solas? Ese muchacho ya tiene edad de saber por dónde anda, no creo que te necesite a ti para hacer de lazarillo.

 

–Las ovejas están bien, ya me cuidé de dejar a los perros con ellas, en un rato estoy allí de nuevo.

 

–¿Y de dónde diablos has salido tú? –le preguntó don Paco a Lucas. 

 

–Yo soy de Cáceres, pero vamos, que me pienso marchar pronto, en cuanto me den un duro de plata, me largo de aquí.

 

–¡Pero serás desgraciao! ¿Y a cuento de qué te vamos a dar a ti un duro de plata?

 

–Exclamó don Paco agitando en el aire su bastón– Apártate de mi vista si no

quieres que te parta la crisma.

 

Armindo echó a correr hacia el pozo y Lucas hizo lo mismo tras él.

 

–¿Cómo se te ocurre pedirle a don Paco dinero? Con lo rácano que es. Y encima una duro de plata ¿Tú te piensas que está tonto? ¿En qué mundo vives? Aquí no te dan un duro de plata ni aunque espantes a cuarenta lobos.

–Pero yo creía que…

–Mala suerte la mía, que me dejo engatusar por un loco y encima me voy a ganar dos buenas broncas: primero de don Paco y luego de mi padre. Apenas medio kilómetro más allá del cortijo estaba la casa en la que vivía Armindo. Cuando Lucas lo vio, entendió bien pronto aquello de la miseria de la que hablaba su carta. En nada se parecía al cortijo: paredes de piedra por donde se colaba el frío, puertas y ventanas mal encajadas y un lodazal negro y maloliente en uno de los laterales. El único rastro de vida, era la presencia de algunas gallinas picoteando libremente alrededor de la casa.

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