Sánchez Carrón, Irene.


Nombre:

Irene Sánchez Carrón 

 

Origen:

Navaconcejo, 1967 

 

Identidad:

Profesora, Poeta y Columnista...

 

Blog. Web...

http://amediavoz.com/sanchezCarron.htm

 

Contacto

sanchezcarronirene@gmail.com



Biografía

Irene Sánchez Carrón (Navaconcejo, 1967) es licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Extremadura y doctora en Lengua Española con una tesis sobre la adquisición de lenguas. Además, es Máster de Español para Extranjeros por la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid. Fue profesora de Español en Londres y en la actualidad imparte clases de Inglés en el I.E.S. Norba Caesarina de Cáceres y en el Centro Universitario de Plasencia. Es columnista de opinión del periódico Hoy. 


Obra publicada

  • Porque no somos dioses. Ayuntamiento de Barbastro. 1998.
  • Escenas principales de un actor secundario. Rialp. 2000. 
  • Atracciones de feria. Diputación de Cáceres. 2002. 
  • Sevillanas. De la Luna Libros. 2002. 
  • Ningún mensaje nuevo. Hiperión. 2008. 
  • El escondite. Editora Regional de Extremadura. 2010. 
  • Micrografías. Visor. 2018. 

Bibliografía sobre la autora


Premios

-Premio Valbón de Poesía de Valencia de Alcántara. 1996. 

-Premio Hermanos Argensola de Barbastro. 1997.

-Premio Adonáis de Poesía 1999. 

-XII Premio Internacional de Poesía Antonio Machado de Baeza. 2008. 

-XVI Premio Emilio Alarcos. Oviedo. 2017. 


Textos

DE SENECTUTE

 

Cuando yo era muy niña

las viejas se peinaban como diosas.

Me gustaba acercarme y contemplar

el sencillo ritual de cada día:

las viejas, sentadas a la puerta, 

esperaban tranquilas a sus hijas 

que llegaban alegres, bulliciosas,

a deshacer el moño del día anterior.

 

Con la mirada absorta de la infancia,

observaba caer los escasos cabellos

sobre los hombros secos y la espalda abatida.

Las viejas elevaban hacia el cielo su rostro

con los ojos cerrados

y no podía yo quitar mis ojos

de la piel transparente de sus sienes,

de la azulada red de duras venas,

de los largos mechones apagados.

 

Así avanzaba otro día,

se tejían las trenzas con esmero,

se trataban asuntos de mujeres,

a veces susurrados, 

a veces relatados con viveza,

mientras peinas y horquillas

flotaban en la blanca palangana. 

 

Cuando yo era muy niña

las viejas iban siempre de negro 

y vivían 

cara al sol en silencio y con los ojos cerrados, 

y se peinaban

como si fueran diosas.

Pero aquel elegante recogido que tanto me gustaba 

acababa cubierto por un pañuelo negro,

un día más, oculto.

un día más, perfecto.