Soto Romero, Isabel


Nombre:

Isabel Soto Romero 

 

Origen:

Don Benito (Badajoz) 1989

 

Identidad:

Profesora y escritora.

 

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Contacto

isabel89.sr@gmail.com 



Biografía

Soto Romero, Isabel, nace en Don Benito (Badajoz), en 1989. Desde pequeña fue una apasionada de los libros y de las ilustraciones. Tras realizar los estudios básicos y el bachillerato de Humanidades, a los dieciocho años abandonó su arraigada Extremadura, para embarcarse en el mundo de la educación y la sociología. Tras realizar una primera parte de la carrera de periodismo en la ciudad de Sevilla, marchó a Salamanca donde acabaría por asentarse hasta conseguir graduarse en Educación Primaria, en la Universidad de Salamanca y ahondando en varias asociaciones como voluntaria para trabajar la inclusión de minorías étnicas dentro de la ciudad.

Fue, durante esos años, cuando trabajó en un diario donde narraba por medio de pequeños relatos y ensayos, la controversia y contraste que sufren los adolescentes en el paso de la juventud a la madurez. Ahí quedó reflejada su primera obra, “Tiempos reversos”, donde se trabaja de primera mano las emociones y los sentimientos despertados en una época de crisis emocional, existencia, social y política en el país. Pero fue tras la realización del master de Nuevas Tecnologías aplicadas a la educación, donde pudo forjar relaciones, que más adelante le ayudarían a dar rienda suelta al sueño de publicar sus obras.

Abandonada esta etapa, volvió una temporada a Don Benito para trabajar en el Ayuntamiento como trabajadora sociocultural y estudiar las oposiciones. Tras meses de estudio y con resultados positivos, volvió a trasladarse, ya de forma definitiva en Madrid, donde trabaja actualmente como maestra en un colegio público. 

De forma complementaria, anteriormente ha trabajado como educadora sociocultural en asociaciones de ocio y tiempo libre durante varios años y realizado diversos cursos enfocados a la diversidad cultural y a la psicología en menores, convirtiendo la educación emocional en su marca personal. Ha formado parte de proyectos centrados en la igualdad de género y realizado voluntariados, tanto dentro como fuera del país, con niños inmigrante. En términos claros, se declara una fiel luchadora de la igualdad de género, de la educación y de los derechos de los niños.

 


Obra publicada

Tiempos reversos (Punto Rojo libros) 2019


Textos

“TIEMPOS REVERSOS”.

 

VIDA. (Página 35).

 

Te levantas y el frío cala tus huesos, eriza la piel. Solemos rascarnos los ojos y apartarnos el pelo de la cara. A mí me gusta coger una buena bocanada de aire y notar como mis pulmones se hinchan de existencia. Viajo, camino y conozco a cientos de personas cada día. Aquí en Madrid las calles son grises, ruidosas y atolondradas y la gente parece estar ocupada acumulando pensamientos en el cielo, que últimamente amenazan con lluvia. Pero yo camino tranquila y miro los rostros de la gente y si alguien me devuelve la mirada intento entender su corazón. Más allá de lo que reflejan sus ojos veo vida. Estamos plagados de ella, allá donde voy encuentro océanos y universos de vida. Está en los pasos de la gente, en su aliento, el viento revolviendo los cabellos, el pestañeo continuo, la comisura de los labios, el roce de la mano con la barandilla, las prisas por coger el metro, el sonido de emergencias, los buenos días espontáneos y el sabor del primer trago de desayuno (…)

 

 

FRÁGIL. (Página 52).

Se produjo el vacío y apareció el silencio. No hubo tiempo para más. Ni para un último café, un último día de trabajo, un último beso de sus hijos, un último abrazo de su mujer, un último paseo por el campo, un último viaje al pueblo, un último olor a tierra mojada, un último amanecer en la cama… 

Nunca sabremos cuanto tiempo estaremos aquí. De repente llega un momento en el que nuestro reloj se para, a veces sin razón, provocando vacío a nuestro alrededor (…)

 

YO, CREO EN MÍ. (Página 82).

Yo, exigente y despiadada con nadie más que conmigo. Yo mi más cruel enemiga, mi jueza y mi sentenciada. Pero esta mañana me levanté cansada de no quererme. De apagarme, oscurecerme, de que mi luz no brillara. Vi en el espejo mis ojos, mirándose y me di ternura. Vi, en ese rostro cansado, que me observaba extrañado, lo bella que un día fui. Me vi venciendo al abismo, sin mancha, ni cicatriz y quise hacerme feliz, honrando que soy yo misma. Que soy franca y leal. Que cuando envainé mi sable, aposté por lo humanitario. Sin autocompasión malsana, fui piadosa ante mi pena. Levanté mi condena como el que amando se ama, aprecié que pese a todo, pese al error y al acierto, siempre elegí estar despierta, sin sumergirme en el lodo (…)

 

 

COSAS. (Página 110).

Cosas como poner mi cabeza en tu cuello, cantarte por las mañanas, inspirar profundamente, que me hagas cosquillas, abrazarte con mucha intensidad, el frío al meternos en la cama, acordarme de ti, que me rodees, saber que nadie más lo siente como tú, caer rendida sobre ti, que me mojes con agua fría, andar descalzos, pintarte en la espalda los momentos, alegrarte cuando estas triste, tus besos tiernos al despertar, quedarme en la cama contigo todo el día, verte aparecer por la puerta de casa, que me muerdas el dedo meñique, odiar todas las jugarretas que me haces, el esconderme de tus padres, ver como mimas a tu perrita, comerte a besos solo con mirarte, el quedarnos pensando al vacío, la sensación de “era justo lo que necesitaba”, pintar mi uña morada con tu nombre, la casualidad de habernos conocido, el Yin y el Yan, seguir queriendo más de ti, el crujirme los huesos y los “no besos”, la sensación de ser cómplices en el juego, buscar tu cara entre la gente… Reír mucho y quererte. 

Esas cosas que nos hacen únicos.

 

 

PASOS II. (Página 148).

Esos pies que antes me dirigían, ahora con esfuerzo ayudo a caminar. Esos pies que empiezan a estar agotados, que flaquean y tiemblan. Esos pies a los que miras con frustración y resignación. Ay abuelo, si pudiera compartir los míos contigo, te los regalaría sin pensar. Ojalá me queden más de mil pasos a tu lado, porque siempre serán pasos seguros, pasos llenos de gloria, pasos de felicidad, porque no hay mayor riqueza que pasar tiempo contigo, porque quitas miedo a mis días y me haces mirar hacia delante con admiración. Porque no sé cuantos pasos quedarán, por eso, cada uno de ellos contigo, me hace sentir que te alejas un poco más de mí. Son pasos de despedida, pasos sin vuelta atrás (…)