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Yolanda Regidor

Nacida en Cáceres en 1970, es autora de las novelas: La piel del camaleón (Arcopress, 2012), Ego y yo (Premio Jaén de Novela, Almuzara, 2014), La espina del gato (Berenice, 2017), que recibieron una gran acogida por parte del público y la crítica. La última cabaña (Lumen, 2022) es su novela más reciente. Sus relatos han sido publicados en varias antologías y ha colaborado con artículos para revistas y publicaciones diversas.

Yolanda Regidor se licenció en Derecho y obtuvo un máster en Psicosociología. Es formadora ocupacional y antes de dedicarse a la literatura, trabajaba como asesora jurídica y docente en programas de inserción sociolaboral; actualmente, de forma eventual colabora en dichos proyectos, compaginándolo con la escritura... [Ficha de la autora]


Entrevistadora: Irene Sánchez Carrón.

¿Dónde y cuándo comenzó todo? ¿Cómo te diste cuenta de que querías escribir?

Decía Schopenhauer que los primeros cuarenta años te dan el texto y los siguientes el comentario. En mi caso ha sido justo así. Empecé tarde y como un juego. “La Piel del Camaleón” fue la respuesta a un reto que alguien me propuso. Nunca había escrito nada de ficción. En cualquier caso, siempre he pensado que es necesario vivir lo suficiente antes de llegar al punto de madurez que requiere la novela.

¿Tienes algún lugar concreto donde te gusta trabajar?

Suelo hacerlo en “mi cueva”: un estudio en el que estoy rodeada de libros, pinturas, notas, fotografías y objetos importantes para mí. Pero también en el campo, escuchando los pájaros, o al calor de una chimenea en el invierno abulense. Sin embargo, aunque siempre busquemos lugares idílicos para hacerlo, creo que se puede tener un brote de inspiración en lugares insospechados; por ejemplo, los últimos capítulos de “Ego y Yo” los escribí en el sillón de acompañante en un hospital.

¿Cómo organizas tu tiempo cuando escribes? ¿Tienes alguna rutina?

Suelo escribir a partir de las siete de la tarde, porque soy un animal nocturno. Aparte de eso, soy muy indisciplinada. Escribo sin tiempos ni hoja de ruta. Cuando estoy tecleando y se me ocurre algo que no quiero olvidar, lo apunto directamente sobre el escritorio: un tablero con más de cien años. 

¿Cómo has conseguido publicar tus libros?

No sé… Mi primer editor me dijo que le había llamado la atención lo bien escrita que estaba la sinopsis argumental que le envié, así que supongo que ese fue el punto de partida de todo lo demás.

¿En qué género te encuentras más cómoda?

En la novela, siempre. Creo que es género apropiado para conocer profundamente al ser humano, para tratar su complejidad, que es lo que a mí me interesa.  

¿De dónde dirías que parte la inspiración?

De una idea conectada a una imagen; una escena apropiada y el personaje perfecto para expresar lo que quieres decir.

Cuenta brevemente una anécdota real que haya pasado a formar parte de tu obra literaria. 

Mis novelas están plagadas de anécdotas personales; sobre todo las dos primeras. Transcribo aquí una de ellas, incluida en un párrafo de Ego y Yo:

 

— ¿Te he contado alguna vez lo que le hice a Girl cuando se hizo un esguince? —me preguntó abriendo el maletero. 

— ¿Se hizo un esguince? 

—Sí, hace un par de años —me aclaró—. Fue un descojono. Le metí un grillo en la muleta, y allí a donde fuera la acompañaba. Cuando ella paraba, el bicho se liaba a cantar, cric-cric, cric-cric, cric-cric —empezó a reír recordando aquello y prosiguió su relato entrecortado por las carcajadas—. Lo buscaba como una posesa. “¡Calla, calla, escucha ahora…!”, decía. “¿Pero tú no lo oyes?”, me preguntaba ya con un cabreo… y claro, yo le decía que no. Estuvo a punto de acabar grillada, nunca mejor dicho.

¿A qué dedicas el tiempo libre?

A nada concreto; lo que me apetezca en ese momento: salir de cañas, practicar tiro deportivo, dar un paseo por el campo; observar, contemplar, escuchar, amar, prestar atención al mundo o quedarme tumbada cavilando mis cosas.

¿Tienes alguna sugerencia para quienes estén comenzando?

No creo que se pueda dar sugerencias. La escritura es el acto más libre que hay, o al menos debería serlo. 

¿Cómo te comunicas con tus lectores?

A través de las redes, de mensajes, de clubes de lectura… Es gratificante y me encanta saber sus interpretaciones personales acerca de las novelas. A través de su análisis, de alguna manera también los analizo yo a ellos. Es una perfecta retroalimentación.

¿Qué estás leyendo en este momento?

`Los setenta y cinco folios inéditos de Proust´. Es el germen de lo que sería después “En busca del tiempo perdido”. Resulta maravilloso saber, por ejemplo, que la magdalena era en realidad un biscote. 

Recomienda un lugar en Extremadura.

La Isla, en Plasencia. Crecí jugando en ese trozo de tierra rodeada por el Jerte. Mi casa familiar está al lado, y sigo yendo a menudo.

Recomienda un texto (poema, cita, párrafo) de un escritor de Extremadura o que haya escrito sobre Extremadura. 

Un poema de Irene Sánchez Carrón, incluido en su libro “Ningún mensaje nuevo”. Se titula `De Senectute´, y es una bellísima estampa basada en sus recuerdos de niña en Navaconcejo:

 

Cuando yo era muy niña

las viejas se peinaban como diosas.

Me gustaba acercarme y contemplar

el sencillo ritual de cada día:

las viejas, sentadas a la puerta,

esperaban tranquilas a sus hijas

que llegaban alegres, bulliciosas,

a deshacer el moño del día anterior.

Con la mirada absorta de la infancia,

observaba caer los escasos cabellos

sobre los hombros secos y la espalda abatida.

Las viejas elevaban hacia el cielo su rostro

con los ojos cerrados

y no podía yo quitar mis ojos

de la piel transparente de sus sienes,

de la azulada red de duras venas,

de los largos mechones apagados.

Así avanzaba otro día,

se tejían las trenzas con esmero,

se trataban asuntos de mujeres,

a veces susurrados,

a veces relatados con viveza,

mientras peinas y horquillas

flotaban en la blanca palangana.

Cuando yo era muy niña

las viejas iban siempre de negro

y vivían

cara al sol en silencio y con los ojos cerrados,

y se peinaban como si fueran diosas.

Pero aquel elegante recogido que tanto me gustaba

acababa cubierto por un pañuelo negro,

un día más, oculto.

 

un día más, perfecto.

Cuéntanos qué tienes ahora entre manos. 

Estoy con la promoción de “La última cabaña”, pero en breve espero comenzar algo que me ronda desde hace tiempo, y que parte de un fleco suelto de una de mis novelas anteriores. 

MUCHÍSIMAS GRACIAS

 

Gracias a ti, y un saludo a todos los miembros de la AEEX.


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